Los bebés tienen, estrés, preocupaciones? Se angustian?
Esta fue la pregunta que hice en una clase de preparación para la maternidad. Primero, les hice a los padres la siguiente pregunta: ¿qué es lo que a vosotros no os deja dormir?
– Estrés, preocupaciones fue la respuesta general.
Y los bebés, tienen estrés y preocupaciones?
Las respuestas fueron múltiples: si, no, no sé…
El hambre, el sueño, el dolor, echar de menos a mamá, son preocupaciones para los bebés?
Efectivamente. Estas son sus necesidades primarias y si no se satisfacen, esto le crea mucha angustia para al bebé y lo expresa por medio de trastornos del sueño, de la alimentación y del llanto. Por lo tanto, debemos calmar a los bebés y darles lo que necesitan.
Los adultos tenemos dos herramientas que los bebés no tienen y que nos ayuda a intentar solucionar nuestros conflictos, nuestras preocupaciones. Tenemos el lenguaje, la palabra para comunicarnos y la temporalidad, la noción de tiempo que nos ayuda a anticipar y organizar las cosas que nos ocurren.
Los bebés carecen de estas dos herramientas, faltan años para que estas se desarrollen. Sin embargo, si tienen preocupaciones, muy primarias pero angustiosas para ellos si no se atienden y calman.
Por lo tanto, a los bebés no se les puede dejar llorar porque se angustian y preocupan mucho y esto les causa trastornos, muchas veces de sueño, que los padres, preocupados, intentan buscar el remedio. Este remedio es: atenderles y demostrarles que les queréis, que se sientan seguros y confiados. Es posible que ciertos cambios en vuestras rutinas hayan cambiado y eso afecte también al bebé. Un cambio de casa, la incorporación al trabajo, el nacimiento de un hermano, etc. Acompañarle, comprenderle, contárselo y trasmitir calma es lo que le calma y ayuda a conciliar el sueño. Solo cuando se sientan así de tranquilos, se sentirán preparados y sentirán curiosidad para explorar el entorno que les rodea que les permitirá madurar, crecer, desarrollar nuevas habilidades, entrenerse un poco más solos.
Cierto que esto puede suponer no dormir como vosotros quisieráis durante un tiempo, pero mi intención es que invertáis en vuestro descanso a largo plazo. Muchos padres ante la desesperación, meten a sus hijos en su cama. En ese momento funciona, pero a larga es perjudicial. Pan para hoy, hambre para mañana, dice el refrán. Cuanto más querido, seguro, tranquilo se siente un niño y sus padres, más duermen. BUENAS NOCHES.
Os invito una vez más a leer el libro de “un año para toda la vida” de Mariela Michelena