Feeds:
Entradas
Comentarios

Posts Tagged ‘Frédérick Leboyer’

 

Frédérick Leboyer nos cuenta quién es Shantala en su libro: Shantala. Un arte tradicional, el masaje de los niños.

 

Shantala era una mujer que tenía dos hijos y llegó a una casa de acogida, Seva Sangha Sariti, cerca de Calcuta. Un día, Leboyer la vio sentada en el suelo dándole un masaje a su bebé. Era como un ritual revestido de una gran dignidad, como un ballet, muy justo en el ritmo y de gran lentitud. Había tanta ternura…comenta Leboyer.

 

Le pidió permiso para mirar, observar y aprender.

 

El masaje de bebés es un arte tan antiguo como profundo. Simple pero difícil. No es solo aprender la técnica, es amar, observar al bebé, escuchar, transmitir. Es entender su tiempo, observar lo que nos transmite y darle lo que necesita, a su ritmo, con la presión justa, donde lo necesita. Es estar atenta y abierta. La presión va cambiando a medida que conocemos al bebé y él conoce lo que hacemos con él.

 

Es un lenguaje tónico donde la comunicación es un toma y daca y debemos de estar atentos a lo que el bebé nos dice en cada momento. Os recomiendo leer la poesía de Shantala que tengo publicada en este blog. Refleja muy bien y de una forma poética la importancia del masaje en los bebés.

 

El masaje Shantala es la técnica básica que utilizamos en nuestros grupos.

Read Full Post »

 

Masaje Shantala

 

Las semanas que siguen al nacimiento

Son como la travesía de un desierto.

Desierto poblado de monstruos:

las sensaciones nuevas que

desde adentro

se lanzan al asalto del cuerpo del niño.

 

Después del calor del seno materno,

después del loco abrazo que es el nacimiento,

la soledad helada de la cuna.

Y luego surge una fiera,

el hambre,

que muerde al bebé en las entrañas.

 

Lo que enloquece al desdichado niño

no es la crueldad de la herida.

Es su novedad.

Y esa muerte del mundo circundante

que le da al ogro

proporciones inmensas.

¿Cómo calmar tal angustia?

 

¿Alimentar al niño?

Si

pero no solamente con leche.

Hay que tomarlo en brazos.

Hay que acariciarlo, acunarlo.

Y masajearlo.

 

Hay que hablar a la piel del pequeño

hay que hablarle a su espalda

que tiene sed y hambre

igual que su vientre.

 

En los paises que han conservado

el sentido profundo de las cosas

las mujeres saben todavía todo esto.

Aprendieron de sus madres, enseñaron a sus hijas

este arte profundo, simple

y muy antiguo

que ayuda al niño a aceptar el mundo

y lo hace sonreír la vida.

Read Full Post »